MANTENIMIENTO DE LAS INSTALACIONES FOTOVOLTAICAS

Para conseguir el mayor rendimiento a nuestra instalación fotovoltaica, podemos realizar un mínimo, sencillo y barato mantenimiento.

Los paneles solares tienen gran resistencia, durabilidad y una vida útil de unos 40 años aproximadamente. Pero es aconsejable asegurarnos de que funcionan correctamente y no han sufrido ningún deterioro. Esto puede llegar a provocar una disminución, de hasta un 20%, en el rendimiento de nuestra instalación.

Este mantenimiento consiste en la retirada de restos de polvo, hojas y demás objetos que se puedan acumular y dificulten el buen funcionamiento.

También se debe comprobar que no hay ningún cristal de protección roto, como consecuencia, por ejemplo, de una granizada, esto podría dañar la célula fotovoltaica. Asegurarse, también que el resto de la instalación sobre el tejado no está dañada. Recordemos que se instalan a la intemperie y soportan toda clase de inclemencias meteorológicas.

Todo el material que instalamos en Jocael está garantizado tanto por el fabricante como por nuestra comercializadora, Feníe Energía.

Solo con esta acción conseguiremos evitar mayores problemas como:

• No sacar a la instalación todo su rendimiento y no aprovechar en nuestro beneficio toda la energía solar que tenemos a nuestra disposición.
• No beneficiarnos de las ventajas económicas, al tener que recurrir antes a la red general, ya que generaremos menos electricidad.
• Sufrir desperfectos, que incluso, pueden llegar a convertirse en averías importantes.
• Tener que hacer de nuevo una inversión en piezas nuevas, para reparar algo que se podía haber prevenido.

Las placas solares deben revisarse periódicamente, dependerá de la ubicación en la que esté instalada, si soporta mucha polución o agentes atmosféricos adversos.

Debemos revisar también, todo el cableado que une las placas con el inversor o las baterías, para arreglar cuanto antes cualquier desgarro que pueda complicarse y dañar el equipo. Sin olvidar apretar las conexiones, sobre todo los bornes de las baterías, si no podría producir calor y daños en la instalación.

El inversor debe estar libre de polvo y bien fijado, comprobar que no indica sobre-tensión o fallos de funcionamiento.

En cuanto a las baterías, en caso de tenerlas, mantenerlas libres de polvo y fijarse que no presentan hinchazón o sulfatación, en ese caso hay que actuar rápido, puesto que son los aparatos más caros y delicados de toda la instalación.